Todo un clásico, a Alfonso le
encanta hacer este postre, aunque siempre lo hace con las galletas trituradas y
mantequilla derretida como base, en esta ocasión ha utilizado la masa quebrada
y queda estupenda, aunque nos hemos hecho un lio con el molde, por querer
estrenar uno nuevo que no era desmontable el resultado no ha sido el
mejor, por eso recomiendo que sea en este tipo de moldes.
De todas formas lo importante es
su sabor y como es tan rico me quedo con eso, sencillo y delicioso.
Ingredientes:
½ litro de leche entera
300 g de leche condensada
3 huevos
½ kg de queso burgos
Masa quebrada
Mermelada de frambuesa
3 hojas de gelatina
Preparación:
Forramos el fondo de un molde
desmontable con papel de hornear, cortamos un círculo en la masa quebrada
tomando como molde el culo del molde y colocamos sobre el papel de hornear,
metemos al horno a 180º y horneamos unos 20 minutos.
Mientras hacemos la crema en un
cuenco, batimos los huevos agregamos la leche, el queso y batimos con ayuda de
una batidora eléctrica, añadimos la leche condensada y seguimos batiendo,
cuando esté todo bien mezclado volcamos sobre el molde con cuidado.
Colocamos en la bandeja de horno y
llenamos con cuidado con agua, dejando en baño María durante 40 minutos a 200º,
pasado este tiempo comprobamos que está bien cuajado pinchando con un palillo y
sacamos, dejamos templar un poco y metemos en el frigorífico, mientras
ponemos en un cazo la mermelada con un chorrito de agua y ponemos al fuego
suave, hidratamos las hojas de gelatina en un cuenco con agua fría , cuando las
tengamos escurrimos y ponemos en el cazo que habremos retirado del fuego,
removemos bien y dejamos templar.
Sacamos nuestro pastel del
frigorífico y volcamos la mermelada por encima, esparcimos bien y volvemos a
meter en el frigorífico, dejando enfriar totalmente.