Esta sopa
me trae gratos recuerdos de la infancia cuando en los fríos inviernos mi madre
nos la hacía para entrar en calor. No puedo evitar pensar en esos días siempre
que la hago, pues a pesar de ser tan simple tiene un sabor característico
que me hace retroceder en el tiempo y revivir aquellos momentos
maravillosos.
Ingredientes:
aceite de freír las albóndigas
1 huevo
1 hoja de laurel
1 pastilla de caldo concentrado de pollo
Preparación:
Ponemos una olla con agua a calentar, en ella pondremos la
hoja de laurel unos cuantos granos de pimienta, la pastilla de caldo
disuelta y las albóndigas ya fritas, dejamos cocer un cuarto de hora a
fuego moderado.
Mientras separamos la yema volcándola sobre un plato y reservamos
la clara, con el aceite de haber freído las albóndigas ya frío hacemos una
pequeña mahonesa con la yema de huevo.
Pasado el tiempo de cocción indicado volcamos la clara de huevo
sobre el caldo y dejamos que cuaje, apagamos el fuego y sacamos un cucharón de
la cocción, vertemos en forma de hilo sobre la yema montada y diluimos, si es
necesario ponemos un poco más de líquido, cuando este bien disuelto, echamos en
la olla removemos para integrarlo bien, rectificamos de sal y listo para
disfrutar.