Ayer andorreando por la frutería a la que
solemos ir encontré unas acelgas preciosas, no eran las típicas grandotas de
tallo grueso, sino unas de tamaño mediano y un verde maravilloso, sencillamente
me enamoré de ellas, por lo consiguiente me traje un ramillete conmigo.
Hoy he realizado un plato súper sencillo con parte de ese
ramillete, que hacía mucho no cocinaba, me ha traído buenos recuerdos y es estupendo.
Ingredientes:
Medio manojo de acelgas
2 patatas grandes
2 dientes de ajo
1 huevo
harina
aceite de oliva
sal
Preparación:
Ponemos a cocer las patatas troceadas en cascos no muy pequeños en una cacerola con abundante agua y un poco de sal.
Separamos las pencas de acelga de las hojas verdes, limpiamos las pencas de hilos y partimos en tres pedazos.
Pasamos las hojas verdes por abundante agua fría, las colocamos sobre la tabla de corte y cortamos en tiras, reservamos.
Cocemos las pencas de las acelgas en una cacerola con agua hirviendo ligeramente salada, cuando esten tiernas escurrimos y secamos con papel de cocina. Pasamos las pencas por harina y huevo, freímos en una sartén con aceite caliente, doramos por los dos lados y colocamos sobre papel de cocina.
En una sartén ponemos un poquito de aceite y freímos los ajos cortados en láminas, cuando cojan color añadimos las tiras de hojas y salteamos, damos unas vueltas y añadimos las patatas con un poco del caldo de su cocción, dejamos al fuego unos minutos y servimos acompañado de las pencas.
