Este bizcocho es un clásico, fue
el primero que me enseñó mi madre, pero a pesar de que es tan sencillo de
hacer, reconozco que cuando era pequeña se me resistía y no conseguía hacerlo
bien, incluso un día nos pusimos mi hermana y yo a hacerlo, mismos
ingredientes, mismo tiempo, todo lo mismo y naaaada, eso no subía ni con
inflador.
Pasado ya el tiempo volví a
intentarlo y tachan! Un precioso bizcocho surgió, que alegría
no me lo podía creer, por fin el maleficio bizcochin había desaparecido y
ya salen hasta con los ojos cerrados.
Ingredientes:
1 yogur de limón (tomaremos como medida su vaso)
1 medida de aceite de oliva suave
1 medida de azúcar
3 medias de harina
3 huevos
1 cucharadita de levadura química
ralladura de piel de un limón
una pizca de sal
una pizca de sal
Preparación:
Untamos un molde desmontable con un
poco de aceite y un poquito de harina que repartimos bien desechando la sobrante.
Separamos las claras y las montamos
a punto de nieve con una pizca de sal, en ese punto agregamos media medida de azúcar y terminamos de montar.
En un cuenco amplio echamos las
yemas, la media medida de azúcar restante y batimos hasta que doble su tamaño, echamos el
yogur y el aceite y seguimos batiendo, cuando esté todo integrado añadimos
la harina previamente tamizada junto con la levadura y removemos hasta unirlo
todo bien, por último agregamos las claras montadas y la ralladura de limón y
mezclamos de manera envolvente.
Volcamos sobre el molde y metemos
al horno precalentado a 185º durante 25 minutos.