Mi olor preferido sin lugar a dudas es el del pan recién horneado,
ese aroma que desprende y envuelve cada rincón de mi hogar es impresionante, me
encanta, no importa la hora que sea es increíble.
Por las mañanas cuando llego al trabajo a eso de las 6.45
siempre me suelo topar con el panadero que llega con sus banastas repletas de
pan y tortas para la cafetería del
hospital, hay veces que se me adelanta pero el olor permanece en el ascensor en
el que solemos coincidir, es maravilloso comenzar cada jornada con ese perfecto
aroma.
No puedo compartir la fragancia que estoy
disfrutando ahora mismo pero si la forma sencilla de poder disfrutarla con los
cinco sentidos.
Ingredientes:
Aceite de oliva
Agua.
Preparación:
Untamos nuestro molde con un poquito de aceite de oliva.
Preparamos nuestra masa, colocamos sobre el molde dándole forma
y dejamos en reposo cubierto con un paño limpio y seco hasta que doble su
tamaño.
En ese tiempo pondremos el horno en funcionamiento a 200º.
Pasado el tiempo estimado de reposo de la masa, salpicamos con un poquito de harina y le realizamos unos cortes en logitudinal, metemos al horno junto con un
cuenco pequeño lleno de agua, durante 30 minutos.