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28 agosto 2011

Mermelada de moras



El otro día mientras los hombres trabajaban en el terreno de los abuelos los niños y yo nos fuimos a coger moras, yo tan entusiasmada me subí a un tramo un tanto empinado donde  apenas tenía espacio y me lié a coger moras  como loca llevándome algún arañazo que otro, lo malo fue cuando perdí el equilibrio y por no dejar caer las moras, se me lió una ramita espinosa  en la pierna cual liana viva, que me dejó la pierna como si dos gatos enfadados se hubieran peleado con ella, eso sí con sus espinas correspondientes clavadas como  cuentas de  rosario.
Bueno aún así me limpié como pude y seguí recogiendo moras, claro que ya a pie de camino  sin muchas florituras.
Pero ahí no terminó la cosa, mi hijo buen conocedor de ese terreno nos llevó a otro zarzal que estaba repletito, con unas moras preciosas de un tamaño espectacular, no teníamos muchas cogidas cuando mi vecinillo comenzó a dar saltos, pobrecito mio, una avispa le había picado encima del labio, pues ya os podéis imaginar, corriendo para  curarle la picadura, una cataplasma con tierra y vinagre y mano de santo, apenas se le inflamó.
Ese día dimos por terminada la excursión, eso si,   puedo decir que estas moras nos costó dolor y sangre.
Al día siguiente repetimos, esta vez con la familia y mi hija se percató de que en ese zarzal había un avispero (por eso ahí estaban las moras más gordas), recogimos unas poquitas más con las que os dejaré alguna cosita hecha con ellas.
Hoy por ejemplo una deliciosa mermelada que nos puede servir para desayunos, postres y un sinfín de platos.
                 
Ingredientes:
300 g de moras
200 g de azúcar
1 limón
200 ml  de agua






Preparación:
Lavamos bien las moras  bajo un buen chorro de agua, retiramos rabitos y posibles hojitas.
Ponemos en un cazo junto con el azúcar, dejamos macerar  un poco.
Le echamos el agua y la piel de medio limón, ponemos al fuego y dejamos cocer hasta el agua se haya reducido la mitad, retiramos la piel de limón y cocemos un poco más removiendo de vez en cuando sin perderle mucho la vista, trituramos un poco con la batidora para romper el fruto  hasta obtener la consistencia deseada, le agregamos unas tres  cucharadas  del zumo de el  limón, removemos y apagamos el fuego, embasamos en tarros de cristal que taparemos aún calientes colocando bocabajo hasta que enfríen para que hagan el vacio. O dejamos reposar hasta que se enfríe en su totalidad para su utilización.





Truco:
Cuando haya reducido a la mitad el líquido, podemos retirar parte de líquido en el que desliaremos una hoja de gelatina previamente hidratada en agua fría bien escurrida y unas cucharadas de zumo de limón, removemos bien y dejamos enfriar en un tarro de cristal, y nos pude servir como sirope.